Proyecto de iniciación deportiva liderado por la Escuela en la cárcel de Cali, es reconocido como modelo y referente de inclusión social
Se trató de Jess Markts, entrenador y asesor en Inclusión Social del Deporte Adaptado de la Cruz Roja Internacional, Adriana Pulido Asesora Inclusión Social de la Cruz Roja Internacional, sede Bogotá, María Claudia Velasco, asesora en la Línea de la Salud de la Cruz Roja Internacional y la fisioterapeuta Lorena Velasco, de la misma institución con sede en Cali, quienes conocieron el paso a paso del proceso que avaluó a 14 personas en condición de discapacidad, privados de la libertad.
El proyecto que contó con el apoyo de la Escuela Nacional del Deporte, el Centro Penitenciario y Carcelario y la Cruz Roja Internacional, trabajó con este sector poblacional de abril a diciembre del 2018, conformando un equipo de baloncesto en silla de ruedas, el cual recibió atención profesional para fortalecer a los deportistas en fuerza muscular, control del tronco, flexibilidad, además de realizarse un acercamiento desde lo cualitativo para conocer la percepción del grupo de trabajo, frente a los procesos de inclusión social, rehabilitación y accesibilidad.
“El objetivo de estos centros de reclusión es resocializar a los privados de la libertad, por eso el deporte, como mecanismo de inclusión, permite que ellos logren participar de actividades donde aprender a trabajar en equipo, mejoran sus condiciones físicas y se preparan para cumplir su condena y posteriormente aportar a la sociedad de manera positiva”, explicó la docente María Claudia Astaiza, líder del proyecto.
Al conocer los resultados y la etapa final de la primera experiencia del proyecto, Jess Markts, delegado de la Cruz Roja Internacional, destacó que el beneficio es de gran impacto puesto que, “garantiza una evolución en el ser que debe resocializarse y eso se logra a través del deporte adaptado, aquí aprenden a trabajar en equipo y eso permite que todos los individuos logren empoderarse, reconocerse y ocupar el tiempo libre de manera productiva”, añadió.
Para el desarrollo del proyecto, la Cruz Roja donó las sillas de ruedas, insumos y la infraestructura de la cancha de baloncesto del centro carcelario, la cárcel hizo una donación de divisas, balones y brindó acompañamiento constante en todas las etapas del proceso y la Institución Universitaria ejecutó el proyecto de la mano de docentes como Olga Lucía Hincapié y sus estudiantes de la Facultad de Salud y Rehabilitación que trabajaron articulados con los 14 individuos en condición de discapacidad.
Para María Claudia Astaiza, el propósito de dar a conocer los beneficios y resultados del proyecto ante la Cruz Roja, busca de manera cooperativa darle vida a las siguientes etapas del proyecto que se visibiliza como referente en otros centros penitenciarios a nivel nacional e internacional.
Como resultado final, el proyecto logró que algunos sujetos privados de la libertad que ya cumplieron su condena, le sigan apostando al deporte como mecanismo de resocialización y convivencia pacífica
Por: Luis Felipe Pérez
Unidad de Comunicaciones e Imagen Corporativa
Fecha de publicación 16/07/2019
Última modificación 02/08/2019